El Jogo Bonito Llega A Aggieland

El sábado 16 de diciembre del 2023, mientras el 12thMan anticipaba con impaciencia la llegada once días después del Tazón de Texas, donde el equipo de fútbol Americano de Texas A&M cerraría su temporada en Houston en el NRG Stadium, un contingente de varios departamentos de la Universidad de Texas A&M entre ellos incluidos Kindra Fry, subdirectora atlética para eventos especiales, Scot Obergefell, director atlético asociado para instalaciones, y Nick McKenna, subdirector atlético para campos deportivos de A&M, caminaban por los terrenos que rodean el Coliseo de Los Ángeles, donde MexTour 2023 cerraría la temporada del vigésimo aniversario con la Selección Mexicana enfrentándose a su similar de Colombia.

El objetivo de esa visita: una evaluación mutua por parte de los organizadores del MexTour y el equipo de Aggie sobre si emprender algo de esta magnitud en Kyle Field en el metroplex de Bryan-College Station.

Mientras la delegación Aggie caminaba por los terrenos que rodean el icónico estadio, serían testigos de la multitud que ingresaba a la Fiesta de Futbol de AT&T, una fiesta única y masiva al igual que el partido, el sentimiento de McKenna fue “podemos haceresto; nuestro equipo está acostumbrado a poner juntos un gran producto semana tras semana, año tras año para audiencias nacionales”. El consenso del equipo fue ”mostrémosles lo que pueden hacer los Aggies.”

Los rumores comenzaron a correr y hubo rumores de un potencial partido de fútbol entre la Selección de México y los pentacampeones del mundo – Brasil. Una vez anunciado oficialmente, los fanáticos de ambas naciones, tanto locales como algunos de fuera del país, esperaban ansiosamente la noticia de cuándo estarían disponibles las entradas.

La mayoría de los fanáticos locales están muy familiarizados con las festividades de otoño que ocurren en los terrenos que rodean Kyle Field, desde las carpas de fiesta en Aggie Park hasta las entradas casi agotadas del coloso que nos gusta llamar la Catedral del Valle de Brazos.

La pregunta inmediata fue: ¿se puede batir el récord de asistencia en Kyle Field, un lugar donde en la temporada 2023 el equipo de fútbol tuvo como promedio 99,234 con una población estudiantil en plena vigencia?

El equipo de campo de McKenna trabajó incansablemente con el asesoramiento de la Major League Soccer de Estados Unidos para ampliar el campo de césped natural y, lo que fué más importante, convertirlo en una cancha de fútbol digna de los dos rivales de la FIFA.

A medida que se acercaba el día, la anticipación en la ciudad creció exponencialmente y los medios locales realizaron eventos remotos en vivo para que los fanáticos conocieran a algunos de sus ídolos del fútbol.

La Calma antes de la tormenta

El viernes antes del partido, cuando los medios comenzaron a llegar mientras muchos recogieron sus pases de prensa, los ingenieros y equipos de televisión trabajaron incansablemente para garantizar que todo estuviera listo para una transmisión internacional.

Mientras caminaba hacia el casi vacío Kyle Field, una vez más me sorprendió su belleza, pero la piel de gallina y la emoción comenzaron a apoderarse de mí. Los postes que han adornado este lugar sagrado desde 1904 no se encontraban por ningún lado; en su lugar, dos porterías de fútbol, ​​como las que normalmente se ven en Ellis Field en el lado oeste del campus, estaban en su lugar.

El equipo de McKenna hizo un trabajo fenomenal ampliando el campo hacia la pista y no hubo cambio de nivel del campo normal al campo extendido. Después de pasar un tiempo con McKenna, caminé por Kyle Field y los idiomas que normalmente no se escuchan los sábados resonaron en el recinto mientras los equipos de televisión y radio grababan segmentos en sus lenguas nativas, español o portugués.

Mientras los equipos estaban dando los toques finales alrededor de Aggie Park para la Fiesta de Futbol de AT&T, se me ocurrió una idea: el día de los juegos de Los Aggies, normalmente me dirijo a la carpa de hospitalidad de la Red Hispana Aggie, que normalmente está muy animada con música increíble: Aggie Park no sabe lo que lo espera este Sábado.

Dejé el campus y me dirigí para unirme al equipo de La Jefa 102.7FM en el evento remoto en College Station donde Carlos Salcido, el grande de Chivas y Tigres, haría una aparición. Fue en ese momento que realmente me sorprendió lo entusiasmada que estaba la comunidad local por este evento. A pesar del calor, había una enorme cola de aficionados con la esperanza de conseguir entradas para el partido y de tener la oportunidad de conocer a Salcido.

Salcido llegó en medio de una multitud que se portó muy bien y tuvo mucho cuidado al posar para las fotografías, hablar con los fanáticos y firmar autógrafos para todos; me impresionó mucho el cuidado que mostró hacia todos con quienes interactuó. Tanto niños como adultos abandonaron el evento con una gran sonrisa en sus rostros.

“Howdy” mundo de fútbol

Finalmente llegó el día que muchos habían marcado en su calendario: hubo varios eventos que aumentaron el entusiasmo desde el jueves por la noche.

Fui a Seabrook, Texas para la fiesta de graduación de mi sobrino y en el camino de regreso por la “Autopista Aggie”, la enormidad de la ocasión comenzó a entenderse…

…a medida que nos acercábamos a Navasota, nos encontramos con un joven que ondeaba una bandera Mexicana con pasión y fervor, a medida que nos acercábamos a su ubicación comencé a tocar la claxon y de repente me di cuenta de que una familia de unas 20 personas estaba sentada en el jardín esperando la patada inicial de su amado” Tri” enfrentándose a los gigantes de Brasil; todos, incluyendo a mi esposa, comenzaron a gritar “¡México! ¡México! ¡México!”.

Mi aplicación de GPS, Waze, trabajo tiempo extra para llevarme al campus mucho antes de la hora de inicio designada; mas que nada, mucho antes de lo que esperaba que fuera una “marcha de entrada” especial en el campo.

A medida que nos acercábamos al lado oeste del campus a través de Marion Pugh Drive, el paso lento no fue una molestia. Bajamos las ventanillas mientras veíamos multitudes de fanáticos en un caleidoscopio de uniformes, no solo uniformes de México y Brasil, también uniformes de sus respectivas ligas.

Los fanáticos cantaban y bailaban en su peregrinación a Kyle Field; cuando nos detuvimos en los estacionamientos que rodea al Reed Arena, me llamó la atención un uniforme mexicano, guindo y blanco con el logotipo de la Federación Mexicana, qué apropiado para Aggieland.

Los campos que normalmente tienen una variedad de fiestas Aggie tuvieron una sola con música latina notable: una mezcla de ritmos mexicanos y brasileños. Fue en este punto que ocurrió la mayor revelación: mientras caminábamos hacia el campus, pasando por donde normalmente tenemos nuestra carpa de hospitalidad de Bryan Broadcasting Corporation, me di cuenta de que este realmente no es un sábado de fútbol Aggie cualquiera.

Había vendedores ambulantes por todo el recinto, música latina de todo tipo y cánticos que resonaban a través del túnel el cual exalta “Hay un espíritu que nunca se puede contar.”

Subimos a un bici-taxi para llegar más rápido a Kyle y mientras sonaba “un x100to” del Grupo Frontera, la multitud se separó del camino y cantó y bailó junto con el coro acompañado por la voz de Bad Bunny.

En otoño, normalmente veo un mar de Guindo Aggie con gotas de colores de nuestros rivales visitantes; este sábado fue “La Verde” de México junto con la “Verde Amarela” de Brasil.

Me dirigí al palco de prensa y me conmovió ser recibido por el familiar equipo de seguridad, ascensor y servicios de alimentación. Fue extraño no entrar a mi cabina de transmisión, pero me aseguré de que las personas que estaban usando nuestra cabina supieran cómo recibir audio para una mejor experiencia. Llegué a mi asiento asignado y realmente me encantó poder saludar y conocer al gran Ian Curtis de reportero de Deportes para el periódico estudiantil The Battalion.

Sabía que, dado que hoy no iba a transmitir, tendría la oportunidad de recorrer todo el estadio. Había hablado con Curtis antes del partido para uno de sus artículos sobre el hecho surrealista de que escucharía los himnos nacionales de ambas naciones antes del partido; Como tal, tenía un objetivo en mente: llegar a las gradas para empaparme de las notas y el estribillo de ambos himnos.

Al crecer en México, tuve dos equipos a los que seguí durante mis años de formación: durante la Copa Mundial de México 1970, Brasil, con sede en Guadalajara, se convirtió en el favorito adoptado por los fanáticos mexicanos y por hecho como mi equipo de respaldo. Había visto a México jugar contra Brasil en la “Estrella de la Muerte” en Arlington hace 12 años; nada podría haberme preparado para la experiencia de Kyle Field.

“Retumba En Su Centro La Tierra”

He visto al equipo de fútbol americano de los Aggies corriendo hacia el campo muchas veces; realmente es una de las mejores entradas y me encanta transmitir en medio del hombre número 12 guiando al equipo hacia la cancha. Esta no fue la entrada el sábado.

A las 7:56 pm del sábado 8 de junio de 2024, sucedió algo que jamás había soñado ni imaginado en mis sueños más locos: las Selecciones Nacionales de México y Brasil pisaron la cancha del Kyle Field.

A las 7:58 pm, comenzaron a sonar por toda esta hermosa Catedral las notas compuestas por Francisco Manuel da Silva en 1831 – este himno lo he escuchado muchas veces a través de la televisión viendo a las leyendas del fútbol brasileño cantándolo; escucharlo en vivo fue algo especial.

A las 8:00 pm, escuchar “Mexicanos al grito de Guerra” me hizo llorar; siempre llamé A&M a la escuela que construyó mi abuelo. Escuchar esas queridas notas por primera vez dentro del campo que adopté como mi hogar deportivo fue algo que nunca olvidaré.

Futbol en Kyle Field

Mientras regresaba al palco de prensa para el inicio, me sentí extraño no estar sentado para un partido en Kyle Field. Noté algo único: se podían escuchar conversaciones en varios idiomas en el octavo nivel; una vez más, no es un sábado por la noche normal.

En los partidos amistosos, ambos equipos normalmente empiezan de forma tentativa y se miden entre sí. Al observar a ambos equipos en la cancha, me acordé de Londres 2012, cuando Oribe Peralta sorprendió al mundo y anotó para México a solo 29 segundos de iniciado el partido. Me preguntaba qué traería este partido.

En la marca de los 5’, Savio de Oliveira pasó el balón al mediocampista Andreas Pereira y se registró el primer gol de fútbol en la historia de Kyle Field ante el rugido de los Brasileiros y los ritmos de Samba subieron un nivel.

Ambos equipos se calmaron y adoptaron el ritmo del partido y al 27’ el defensa brasileño Yan Coutto tuvo el privilegio de pasar a los libros de historia con la primera tarjeta amarilla en el Kyle Field.

En el minuto 40’ se cometió una falta contra México y, en lugar del familiar “silbido”, se escucharon “abucheos” en todo el estadio; cuatro minutos después, la mundialmente famosa Ola Mexicana, que debutó por primera vez en Monterrey durante la Copa del Mundo de 1986, hizo su primera aparición en las gradas del Kyle Field.

Un DJ en lugar de la Banda Aggie

En el medio tiempo, la gente bailó y cantó junto con el DJ con música diversa, una de las cuales era una canción de Tigres Del Norte; nuevamente, nunca imaginé que escucharía su música aquí.

Pude ponerme al día con varias personas – a pesar de la cantidad de personas que asistieron a este partido, me sorprendió poder encontrarme con personas que conocía.

Tuve la oportunidad de hablar con el ex alumno Brazos Pinto, quien ha sido un gran seguidor del fútbol y logró atrapar el doble cabezazo de béisbol/fútbol. Señaló el ambiente en Kyle Field: siempre ha sido único y, sin embargo, este sábado fue llevado a un nivel superior. Si bien esto se comercializó como “Somos Locales” (un partido en casa para México), Pinto destacó la gran cantidad de uniformes de clubes de todas partes.

Estuvimos de acuerdo en que este país tiene un fanática muy apasionada y muy internacional, ya que esa es la composición de nuestra nación única, que abraza nuestras raíces y podemos expresar con entusiasmo y aprecio por el hermoso juego de Futbol.

Cerrando con fuerza

Al 55’ Yan Couto le pasó el balón a Gabriel Teodoro Silva para poner a Brasil arriba 2 acero; muchos pensaron que en ese momento el legendario Jogo Bonito tomaría el control del partido.

Hubo un par de breves momentos oscuros en el partido, uno de ellos fue la detención del partido debido a cánticos irrespetuosos. Durante la Copa Oro del verano pasado, los estadios lograron ahogar, mejor dicho, distraer a la multitud tocando música durante los saques de meta; el DJ del Kyle Field lo hizo inmediatamente sin más incidentes.

En el 73’ Alexis Vega se combinó con Julián Quiñones para el primer gol de México en Kyle Field – no hubo cañonazos hoy; en cambio, un rugido ensordecedor y lluvias de cerveza se apoderaron de las gradas del Kyle Field despertando a la multitud mexicana.

Tras ese gol, en el 74’ el #7 Vinicius José Junior, que acababa de ganar la Liga de Campeones de la EUFA con el Real Madrid, salió al campo entre aplausos atronadores de los aficionados de ambas naciones.

En el 87’, el segundo retraso del partido debido a la gente que invadió el campo. Como Aggie de toda la vida, esto me impactó mucho, crecí con la idea de que los terrenos de Kyle Field son sagrados dadas las 55 banderas que vuelan alrededor del estadio en honor a los Aggies que perdieron la vida durante la Segunda Guerra Mundial.

Tres minutos después, con el marcador 2-1 a favor de Brasil, se anunció que el partido se prolongaría ocho minutos…

…al 91’ un contundente “¡Si Se Puede!” se apoderó de Kyle Field. Un minuto después, en el 92’ la selección mexicana respondió a su afición con un ¡Golazo! de Guillermo Martínez. El rugido de la multitud me recordó cuando Devon Achane devolvió una patada inicial para los Aggies contra Alabama.

En la tarde de ese mismo día, Claire Teague, una ingeniera senior Aggie, me había preguntado cuál sería mi resultado preferido. Le dije que, obviamente, una victoria de México; sin embargo, no me rompería el corazón si Brasil se llevara una victoria.

Mientras absorbía lo que parecía ser un empate igualado, el Jogo Bonito de Vinni Jr tomó el control y, en el 96’ pasó el balón dentro del área y el mas reciente fenómeno brasileño de 17 años, Endrick Felipe Sousa cabeceó el balón hacia la esquina contrario venciendo al mexicano Julio José González para anotar el gol ganador.

Poco después, Lukasz Szpala hizo sonar el silbatazo final y Brasil se adjudicaría la victoria sobre México con un marcador de 3-2 (irónicamente, el mismo resultado que presenció el equipo Aggie en Los Ángeles cuando Colombia venció a México seis meses antes).

Nos vemos pronto mundo de fútbol

Mientras conducía a un grupo de prensa al área de conferencias de prensa, fue fantástico ver la sonrisa de Alan Cannon guiándonos para reunirnos con los directores técnicos de cada equipo.

Al salir de esa zona segura, todavía había cientos de aficionados bajando por las rampas; fue otro momento de contraste. Durante los juegos de los Aggies, escuchas a la multitud cantando el Himno de Guerra o interpretando porras de los Aggies; esa noche, podrías escuchar a los fanáticos coreando “¡México! ¡México! ¡México!” – el 12º hombre mexicano nunca se rindió.

En los terrenos donde se encuentra el monumento al Himno de Guerra, no pude evitar sonreír y sumergirme en la atmósfera alegre mientras los fanáticos rodeaban a varios vendedores que ofrecían lo que olía a hot dogs callejeros mexicanos deliciosos.

Atravesé el paso subterráneo de Wellborn y la gente todavía vitoreaba a Brasil y México; gracias a la persuasión de mi esposa, usé mi anillo Aggie para hacer sonar las conocidas notas de “Hullabaloo Caneck Caneck” y, efectivamente, un coro de “Whoops” pudo escucharse. Lo hice tres veces y, mientras caminábamos de regreso al Reed Arena, no pude evitar pensar: Sí, tuvimos una noche increíblemente internacional con cánticos y música ajenos a Aggieland, pero, al final de la noche, la multitud todavía “Gritó”como un sábado por la noche normal.

Cuando me fuí y le dije “buenas noches”  a AC, ambos nos dijimos: “el 31 de agosto llegará antes de que nos demos cuenta.”

Cuando Kyle Field se vació, McKenna y su equipo comenzaron a quitar el césped extra y lo trasladaron al Ellis Field del entrenador G Guerrieri mientras al mismo tiempo se preparaban para el evento del próximo sábado: King George Strait en Kyle Field.

Gracias, Kindra Fry, por su liderazgo al traer esta increíble noche a Aggieland; es consenso general de todos con quienes interactúe que este debería ser un evento anual.

El objetivo había sido atraer a más de 100,000 fanáticos al Kyle Field; el conteo oficial fue de 85,249, el tercero más grande en la historia del MexTour y el más grande realizado en el estado de Texas. Más importante aún, 32.5 millones de espectadores en Brasil estuvieron expuestos a la belleza de Texas A&M y la hermosa Catedral de Brazos Valley – Kyle Field.

 

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